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lunes, noviembre 24, 2025
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¿A dónde va la plata del parqueadero de los complejos deportivos en Villavicencio?

Luego de la salida de Fabián Torres de la dirección de IDERMETA comienzan a salir cuestionamientos ciudadanos que ponen bajo la lupa el manejo del dinero que se recauda en el parqueadero del Estadio Bello Horizonte y del complejo deportivo José Estadio Rivera, especialmente en el estadio Bello Horizonte cuando hay partidos de Llaneros F.C., donde el flujo de vehículos y pagos es constante, por otro lado, en el complejo deportivo José eustacio rivera donde se encuentra el Coliseo Álvaro Mesa y las piscinas olímpicas que diariamente se mira alto flujo vehicular de ingreso de vehículos y motos ya sea a los eventos que hay en el coliseo o cuando se realizan prácticas y eventos de natación. La falta de claridad sobre quién administra el recaudo y a qué cuenta ingresan esos recursos alimenta la preocupación por la posible existencia de ingresos fantasmas dentro del Instituto Departamental de Deportes del Meta (Idermeta).

Dentro de los cuestionamientos está la falta de comunicación pública sobre costos de los parqueaderos, además del desconocimiento de si hay o no un operador externo que realice estos cobros y el destino de estos dineros que suman varios millones de pesos, como también las denuncias de la misma comunidad deportiva que manifiesta la falta de mantenimiento de las piscinas olímpicas y los constantes robos que han sido víctimas deportistas y los mismos jugadores de Llaneros FC en el Estadio Bello Horizonte.

Quienes son los responsables?

En el organigrama de Idermeta hay dos funcionarios clave que deberían tener claridad sobre este flujo económico: Mauricio Moya, subdirector de la entidad, y Leonardo Ibáñez, subdirector administrativo y financiero. Por la naturaleza de sus cargos, ambos deben conocer y supervisar el comportamiento de los recursos que llegan al Instituto, así como garantizar que cada peso tenga trazabilidad y destinación específica. Sin embargo, hasta ahora no existen documentos públicos, balances o soportes oficiales que permitan saber cuánto se recauda realmente en los parqueaderos ni cuál es el camino administrativo que sigue ese dinero.

Los cuestionamientos crecen porque, evento tras evento, el cobro se realiza con normalidad, pero no hay información clara sobre quién recauda, quién reporta, quién controla y, sobre todo, a dónde llega el dinero además de en caso de un robo u otro hecho de inseguridad no haya doliente como manifiestan varios ciudadanos víctimas de la inseguridad que no saben a quién acudir en caso de sufrir algún robo u hecho delictivo al interior de los complejos que no saben si hay algún seguro que les permita reclamar en caso de que suceda algún hecho. Como también, la falta de trazabilidad despierta preocupación día con día entre los ciudadanos, que ven en el manejo de los parqueaderos un foco de posible informalidad dentro de la administración pública.

Mientras no exista una respuesta institucional por parte de los funcionarios encargados o del mismo director entrante Luis Carlos Londoño que detalle el operador, el mecanismo de cobro, los montos recaudados y la destinación final de los recursos, la sospecha de corrupción e ingresos fantasmas seguirá rondando los parqueaderos del Estadio Bello Horizonte y del complejo José Eustasio Rivera.

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