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Samuel Flórez – TDI Colombia

Samuel Flórez – TDI Colombia


El reciente doble campeón nacional de ciclismo, sub 23, con 1.80 metros de estatura; biotipo longlíneo; capacidades para las etapas a cronómetro y para el ascenso, todo esto unido a su disciplina, a su poder y equilibrio mentales y a su pasión y amor por su deporte, a los 20 años se constituye en una realidad en el nuevo ciclismo colombiano.

Por Alberto Galvis Ramírez

Director de la Revista Olímpica

Aunque Samuel Flórez, doble campeón nacional de ciclismo sub-23, nació en Bogotá, el 28 de julio de 2005, él se siente paisa, piensa como paisa y habla con las eses arrastradas y el tonito cantadito y avispado de los paisas. Y esto se explica, porque durante los 13 años que vivió en la capital del país  fue más fuerte la influencia paisa que recibía de sus padres antioqueños, que los dichos y dejos del neutro y cachaco hablar bogotano, que escuchaba de sus compañeros y amigos del colegio.

Samuel con su padr John, cuando tenia seis años.

Único hijo de un gomoso del ciclismo, el administrador de empresas antioqueño John Flórez y de su esposa Ana María, sus primeros años los vivió con comodidades, por lo cual pudo estudiar en el Gimnasio de la Montaña, ubicado en la vía Guaymaral-Chía, al norte de la ciudad.

Antes de los nueve años, Samuel ya era un apasionado por los deportes, especialmente por el fútbol -estuvo en la selección de su colegio, en los torneos de la Unión de Colegios Internacionales, Uncoli, – y el tenis recreativo, pero la aficion de su padre por el ciclismo le hicieron girar la cabeza y los pasos hacia este deporte, que jugó y disfrutó desde los seis años, primero en la ciclovía y luego en algunas carreteras del norte de Bogotá.

En 2013, cuando tenía nueve años, fue capturado definitivamente por el ciclismo. Su padre, movido por la percepción que le hacía creer que su hijo tenía condiciones, cambió unas ruedas de repuesto de su bicicleta, por una cicla de competencia para su hijo, y un domingo de ese año lo llevó por la autopista Norte, de Bogotá, en la ruta La Caro-Sopó-Guasquita, con subida a El Salitre, a lo largo de 60 kilómetros, que fue la primera confirmación del potencial del pequeño Samuel. Después vendrían recorridos por la Sabana de Bogotá y la zona montañosa del oriente. Un día, luego de ascender al Alto de Patios y empezar a bajar hacia Bogotá, Samuel se cayó y sufrió algunas raspaduras que alarmaron a su mamá, quien quería que se retirara del ciclismo. Este incidente, que podía poner en riesgo la vida del pequeño, dice él, que “encendió definitivamente en mí, la llama del ciclismo”, aunque todavía de manera recreativa.

Samuel Flórez, en carreteras de Cundinamarca, con el ciclista español Oscar Sevilla, su primer gran mentor.

Hasta ese momento sus entrenamientos eran de fin de semana, mientras entre semana montaba en un simulador o rodillo. Y en una de las tantas salidas conoció al español Oscar Sevilla, amigo de su padre, quien lo convirtió en su consentido, como una confirmación de las capacidades físicas que podía ver en el niño, pero, especialmente, por la pasión y alegría que desplegaba sobre la bicicleta,  que dice Samuel, que fueron definitivas para ganarse el aprecio del  veterano corredor español. 

A los 13 años, su vida en Bogotá terminó, porque su padre trasladó sus negocios inmobiliarios a su natal Medellín y llevó consigo a su familia.

Hasta ese momento, a pesar de las condiciones demostradas por Samuel, su objetivo eran sus estudios, que siguió adelantando en el Colegio Vermont, de la capital antioqueña, mientras montaba en bicicleta y jugaba tenis.

El segundo hecho que fue definitivo para volverse ciclista de altos logros ocurrió cuando su padre lo llevó a unas carreras que organizaba un señor llamado Don Efra, que era, ni más ni menos, que Efraín Domínguez, el exciclista santandereano radicado hace muchos años en Medellín, quien los días 8 y 9 de noviembre de 1985, superó en el velódromo de Ciudad de México, tres marcas mundiales de pista, hazaña no lograda por ningún otro ciclista colombiano en la historia. Don Efra se dedicó después del retiro, a la formación de nuevos ciclistas, y todos los martes organizaba unas carreras, para descubrir talentos, y una de ellas fue ganada por Samuel Flórez. Al final de esa carrera se le acercó a él y su padre, Juan David Vargas, entenador de ciclismo del Inder de Envigado, para invitar a este joven de 14 años, alto y en franco crecimiento, buena técnica y mucha pasión, a que entrenara con él, petición que fue aceptada con gusto.

“Juan David me crió en el ciclismo -recuerda Samuel-. Con él aprendí muchos secretos, como rodar en grupo y enfrentarme a las etapas a cronómetro, que me sirvieron de complemento a lo aprendido a mi padre y a Oscar Sevilla”.

A partir de entonces, Samuel Flórez se convirtió en un aspirante a ciclista, en una tierra de ciclistas, lo que le hizo más exigente el aprendizaje. Entretanto, por decisión de su mamá, continuó sus estudios de bachillerato en el Vermont, luego de llegar a un acuerdo con sus profesores, para que le permitieran alternar las dos actividades.

Ya metido en el ciclismo de competencia debió esperar un tiempo para conseguir las primeras victorias, “que fueron escasas, durante esos primeros tiempos, porque en la mayoría de carreras regionales terminaba segundo”, dice. Agrega que esa espera le enseñó a dotarse de las condiciones necesarias para lograr una formación ideal en todos los frentes, como adquirir una técnica depurada, un estado físico ideal y habilidad para ubicarse en los grupos, aptitudes definitivas que le permitieron convertirse en un muy buen rodador y contrarrelojero. 

En 2015 fue visto por el exciclista Alberto Contador, de España, quien lo vinculó a su fundación, con la cual logró madurar mucho más, hasta que en 2024 fue contratado por el Club Ciclista Padronés Cortizo, de Galicia, en donde milita actualmente.

El año pasado se graduó de bachiller y empezó a estudiar italiano en la Eafit, de Medellín, idioma que, dice él, le ha servido para trabajar más la cabeza y fortalecer las neuronas, apoyado también por el inglés, que sigue perfeccionando.

Durante sus vacaciones de comienzos del presente año, Samuel Flórez logró sus victorias más importante en tierra colombiana, al ganar dos títulos, en la crono y en la ruta, sub 23, de los Campeonatos Nacionales de Ciclismo, celebrados en Bucaramanga, doble titulación que lo hizo confirmarse  como una de las más grandes promesas del ciclismo colombiano del presente.

Así explica su doble consagración: “fue una estrategia muy freelance. Venía de ganar la crono y con la tranquilidad de ya tener una camiseta y una medalla, corrí sin necesidad, pero con la idea de ganar. Me había preparado muy bien…entonces ¿por qué no ganarla? Ya sabía que iba a estar solo, pero fui jugando mis bazas, sobre lo que pensé que iba a ser la carrera. Aproveché los movimientos, y en un momento vi que tenía la oportunidad de hacer mis cosas, y conseguí el oro”. Al final alcanzó una victoria, con 28 segundos de ventaja sobre el segundo, que fue William Colorado.

Con esa doble victoria, Samuel Flórez comenzó el 2024 detrás del objetivo que se trazó no hace mucho tiempo: “Mi objetivo inmediato es llegar al World Tour, y como creo que es más importante el cómo que el qué, mis nuevas metas concretas los iré descubriendo. Se que si trabajo bien, como me gusta, voy a llegar mucho más allá”.

En este momento, Samuel Flórez es considerado apto para formar parte del ciclismo profesional de Europa, gracias a que es un corredor multifuncional. Con 1.80 metros de estatura; biotipo longlíneo; capacidades para las etapas a cronómetro y para el ascenso-“confieso que me falta mejorar en los embalajes”, dice-, todo esto unido a su disciplina, a su poder y equilibrio mentales y a su pasión y amor por el ciclismo se constituye en una realidad en el nuevo ciclismo colombiano.

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