La creciente presencia de China en América Latina ha transformado el panorama geopolítico de la región en las últimas décadas. Lo que comenzó como una relación basada en el comercio de materias primas se ha convertido en una red de interacciones económicas y políticas que desafía la red de alianzas de Estados Unidos con la región, de acuerdo con colaboradores del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Sin embargo, a pesar de esta expansión, el abordaje que se hace sobre esta relación por parte de académicos chinos presenta lagunas importantes que revelan más sobre la visión de China que sobre la realidad en el terreno.
Según R. Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra de Estados Unidos, los estudios recientes de autores chinos sobre América Latina muestran una tendencia “preocupante”.
“Lo que no se discute arroja más luz sobre el pensamiento académico chino hacia América Latina que los temas que sí se abordan” explicó, advirtiendo que si bien la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) aparece mencionada en todas las publicaciones recientes, otras iniciativas clave como la Iniciativa de Desarrollo Global, la Iniciativa de Seguridad Global y la Iniciativa de Civilización Global, introducidas para complementar la BRI, están ausentes.
“Ninguno aborda la dimensión de seguridad de las actividades de la República Popular China en la región, incluyendo la venta y donación de armas, el entrenamiento de militares y policías latinoamericanos, o la participación china en intercambios y ejercicios militares”, agregó.
Esta falta de referencia a temas sensibles, a su parecer, podría deberse a un incentivo dentro de la academia china para evitar críticas internas, lo que podría llevar a una visión sesgada que subestima los desafíos que enfrenta China en la región.
El impacto económico y político
La relación de China con América Latina ha evolucionado desde un enfoque puramente económico hacia una serie de interacciones políticas y estratégicas. Parsifal D’Sola Alvarado, director de la Fundación Andrés Bello, señala que los estudios chinos recientes “evitan discutir las fallas de la BRI, que son cruciales para comprender la política exterior de China en América Latina”.
A pesar de algunos éxitos, muchos proyectos han enfrentado retrasos, problemas de gestión y críticas por corrupción, lo que ha generado reacciones adversas de gobiernos y sociedades locales.
Otro punto crítico es la manera en que estos estudios presentan la influencia estadounidense en la región.
“Los autores enmarcan el papel de Estados Unidos solo como un obstáculo para la cooperación entre China y América Latina, sin reconocer las décadas de inversiones, programas de ayuda y apoyo institucional estadounidense”, sostuvo D’Sola.
Además, los estudios chinos a menudo retratan a los países latinoamericanos como actores pasivos en la relación con China, sin considerar su diversidad política y su capacidad de maniobra entre las grandes potencias.
Desafíos ambientales y sociales
El impacto de China en América Latina también tiene una dimensión ambiental y social que no siempre es abordada con profundidad, según los colaboradores del CSIS.
Juliana González Jáuregui, investigadora de FLACSO Argentina, destaca que los estudios recientes sobre la BRI “insuficientemente abordan las consecuencias sociales y ambientales de las inversiones chinas, especialmente en sectores críticos como la minería”.
La explotación de minerales esenciales ha generado conflictos con comunidades indígenas y problemas ecológicos que podrían poner en riesgo la sostenibilidad de la presencia china en la región.
González Jáuregui también advierte que estos estudios tienden a presentar una visión homogénea de los países latinoamericanos. “Se enfatiza el BRI como un camino hacia el multilateralismo, pero no considera los desafíos que enfrentan los gobiernos de derecha emergentes como el de Javier Milei en Argentina”, opinó.
Además, según ella, se subestima el papel de gobiernos locales, organizaciones civiles y ONGs en la implementación de inversiones extranjeras, elementos clave, a su juicio, para determinar el éxito o el fracaso de los proyectos chinos en la región.
Las implicaciones para Estados Unidos
El avance de China en América Latina representa un desafío para la influencia histórica de Estados Unidos en la región. Ellis señala que los estudios “prestan poca atención a las actividades de China en Centroamérica y el Caribe, a pesar de sus avances políticos y comerciales recientes, especialmente en México, Honduras y Nicaragua”.
Esta omisión, según explicó el experto de la Escuela de Guerra de EEUU, podría indicar que la estrategia de China está más enfocada en consolidar su presencia sin generar alarma inmediata en Washington.
Por otro lado, la expansión china en sectores estratégicos como la minería y las infraestructuras podría alterar las relaciones comerciales y de seguridad de la región.
“A medida que los minerales críticos y las tecnologías de energía renovable se convierten en elementos centrales de las estrategias globales de China y Estados Unidos, comprender la interacción entre factores económicos, sociales y ambientales se vuelve crucial para definir políticas efectivas”, señaló González Jáuregui.
China ha fortalecido su influencia en América Latina a través de inversiones y acuerdos políticos, generando oportunidades y desafíos para la región. Sin embargo, la falta de una visión crítica dentro de la academia china sobre estos vínculos podría limitar la comprensión de los problemas que enfrenta su expansión.
Para América Latina, equilibrar sus relaciones con China y Estados Unidos seguirá siendo un reto clave en los próximos años, mientras que Washington deberá redefinir su estrategia para contrarrestar la creciente presencia del gigante asiático en su tradicional “patio trasero”.
La postura de EEUU
La administración estadounidense mantiene una postura firme frente a la creciente influencia de China en América Latina, particularmente en sectores estratégicos como infraestructura, economía y seguridad. Durante una reciente entrevista con la Voz de América, la portavoz en español del Departamento de Estado de EEUU, Natalia Molano, resaltó la necesidad de fortalecer la presencia del país norteamericano en la región para contrarrestar gobiernos aliados de Beijing.
«El objetivo es frenar las fuentes de ingresos para estos mandatarios autoritarios e ilegítimos que están causando caos en la región», explicó en referencia a países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, donde China habría incrementado su influencia a través de la inversión y otros acuerdos diplomáticos.
«Somos parte del mismo vecindario, así que al poner a Estados Unidos en primer lugar, eso también significa priorizar esta región, que en el pasado ha sido un poco desatendida», agregó convencida de que «podemos ver más atención positiva y constructiva por parte del gobierno estadounidense».
Mientras China expande su influencia en sectores estratégicos, Washington apuesta por reforzar alianzas con gobiernos aliados y aplicar sanciones para contener economías que desafíen su liderazgo en el hemisferio occidental.
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