Este martes, 11 de febrero murió en Bogotá, Germán Collazos Quevedo, primer director de Compensar; ex directivo del TDI Colombia y de la Federación Colombiana de Fútbol, y ex presidente de la Academia Olímpica Colombiana. Los siguientes son recuerdos de uno de los directivos más cercanos a su vida, quien trabajo junto a él, particularmente en Compensar.
Por Guillermo González López
Ex presidente Academia Olímpica Colombiana
Le conocí en los albores de la década de los 80, cuando en la mente del sacerdote jesuita Adán Londoño Rodas se fortalecía la ya concebida idea de un grupo empresarial que sirviera a la sociedad colombiana y que actuara de una forma diferente a los ya existentes, con empresas como la Caja Social de Ahorros, Colmena, Cenpro Televisión, Servir y Projuventud, que lideradas por el Círculo de Obreros, constituyeron el Grupo Social. Estas empresas y otras más, optaron por la posibilidad de crear una Caja de Compensación Familiar, en vez de afiliarse a alguna de las ya existentes en la ciudad de Bogotá. La propuesta era mirada con escepticismo por la dificultades legales y administrativas que suponía semejante alternativa. Esos retos atrajeron al Padre Adán, quien los asumió con decisiones atrevidas. Una de ellas fue la escogencia del director de la Caja: Germán Collazos Quevedo.
Alguna vez el mismo Germán Collazos me comentó que ante esa propuesta le manifestó al Padre Adán que agradecía la invitación, pero que la consideraba casi que irresponsable por cuanto en su experiencia administrativa previa no tenía contacto alguno con el sector de las Cajas de Compensación. Cuando aceptó la designación del Consejo Directivo de Compensar inició con ambiciosos sueños. Los fue conquistando rápidamente. Conocí y compartí con él, alguno de ellos, muy particulares, diferentes, y que tenían que ver con una de sus pasiones, como era el deporte.
El primero que me compartió tuvo que ver con la intención de que la recién constituida Caja de Compensación, Compensar, participara en la Olimpíadas del Grupo Social que estaban a mi cargo en ese grupo. El evento, con altas pretensiones organizativas, miles de deportistas, deportes individuales y de conjunto, escenarios deportivos de altas especificaciones y una cuidadosa estructura protocolaria, eran dominadas por Colmena y la Caja Social. Germán Collazos quería que Compensar ganara un evento que adquiría cada vez mayor importancia, dentro del Grupo Social. Los gerentes de las empresas y todos sus colaboradores le daban y reconocían una inusitada importancia, a un evento que anualmente convocaba todos las empresas y estamentos. Para ello hizo todos los esfuerzos posibles. Generó procesos de entrenamiento deportivo de sus colaboradores deportistas, hasta que estuvo a la par de los dos favoritos. Cuando ya era evidente que Compensar debería ser el triunfador de la versión venidera, el Grupo decidió no continuar con el evento, lo que coincidió con mi retiro de Projuventud, la empresa del Grupo con la que trabajaba y que tenía la responsabilidad de organizar y realizar el certamen.
Fui testigo de su interés y compromiso con esta competencia. Alguna vez me explicaba que con esta participación y con este esfuerzo estaba logrando que el deporte fuese identificado como un eje fundamental en la vida de Compensar. Enunció con frecuencia el potencial del deporte para construir sociedad.
El segundo sueño era mucho mas grande. Compensar debería tener el programa deportivo mas importante de la ciudad y uno de los mas importantes en América. Mi vínculo con la Caja no era laboral, pero la idea me atraía y convocaba. Frecuentemente hablábamos de las posibilidades de crecer con programas y proyectos que lo hicieran posible. Visitamos varios lotes en los que debería funcionar el Centro Urbano de Recreación, CUR, hasta que, finalmente, logró su feliz y actual ubicación.
Aunque mi retiro del Grupo Social disminuyó la frecuencia de nuestras conversaciones, no perdimos un contacto que me permitía verificar que el sueño se cumplía. En mas de una ocasión discutimos sin éxito la posibilidad de vincularme a Compensar, hasta que lo hicimos posible en el año 2000, cuando terminé mi responsabilidad como director de los Juegos Nacionales de ese año. Hablar sobre lo que Germán Collazos quería para el deporte en Compensar era escuchar inmensos retos. Los asumí con el entusiasmo que tenemos los que, como él, entendemos la importancia del deporte en una sociedad como la colombiana, necesitada de valores de tolerancia, inclusión y convivencia.
Fueron muchos los programas y proyectos en los que nos empeñamos, pero quiero mencionar uno en especial: la Academia Compensar. Generamos una estructura técnica, científica, administrativa y financiera, enfocada al alto rendimiento, que puedo calificar como sobresaliente. Aún hoy, después de más de 15 años de terminado el programa, hay decenas de futbolistas actuando en clubes profesionales de Colombia y de otros países, así como en nuestra selección nacional. Recientemente, el presidente de la liga de Fútbol de Bogotá, me reconocía que este programa es el mejor que ha conocido. Aún hoy, el equipo de natación de la Academia es el campeón nacional interclubes de nuestro país. En nuestro tiempo, el director técnico del equipo fue Alexander Klokov, entrenador del equipo olímpico ruso, que Germán Collazos contrató para nuestro equipo.
Estaba todo en su cabeza, en la del director de una de las Cajas de Compensación mas importantes del país, que dedicaba las mañanas de todos los lunes a escuchar los informes de cada uno de los entrenadores de las diferentes categorías de la Academia y a evaluar cada uno de los resultados e integrantes de sus equipos. Con él y en esas reuniones leímos juntamente con todo el equipo, cada uno de los capítulos del libro de liderazgo escrito por Valdano. Hasta la última letra.
Este programa fue el precursor de la Academia Fútbol Club, equipo de fútbol profesional que compitió tan breve como exitosamente en la categoría B de la Dimayor, disputando en dos ocasiones la serie final para el ascenso.
Juntos, disfrutamos viendo decenas de competencias y partidos, decenas de deportistas, decenas de triunfos y también algunas derrotas. Siempre hubo una lección que aprender, una conclusión. Se cuidaba de tomar en cada caso una decisión para alcanzar las metas.
Su actividad gerencial en el deporte trascendió a Compensar. Integró el comité ejecutivo del TDI Colombia y fue académico de número de la Academia Olímpica Colombiana, de la cual fue su presidente, en una afortunada coincidencia entre el perfil del cargo y el dignatario. Además, hizo parte del órgano de administración de la Federación Colombiana de Fútbol y en esa condición me compartió con alguna frecuencia sus percepciones, sus afanes y aspiraciones sobre lo que esperaría de su cargo en esta importante organización deportiva.
En este febrero de 2025 se marchó el jefe, pero antes que eso, el amigo. Un hombre con una visión y una capacidad gerencial singulares. Entendió como pocos el significado y el sentido del deporte, al que le dio un papel protagónico en Compensar, empresa que constituye indudablemente su mas importante logro. Soy de los que tuvieron la fortuna de compartir con él su trabajo y principalmente sus sueños. Aunque duele su deceso, nos queda el legado de su entrega e inspiración. Nosotros perdimos un gran líder y el deportivo Cali, un gran hincha.