La reunión del líder opositor Edmundo González Urrutia con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, marca la pauta a otros gobiernos americanos y al resto del mundo en cuanto a su reconocimiento como mandatario electo de Venezuela, a pesar de ocurrir en medio de una transición política en el país norteamericano, de acuerdo con los expertos.
Biden recibió en Washington a González Urrutia, candidato de la oposición venezolana en las elecciones presidenciales de julio del año pasado, quien promete poner fin a su exilio para volver a su país esta semana y juramentarse como jefe de Estado.
Oficialmente, el triunfo de esas votaciones fue otorgado a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela desde 2013 y quien prevé asumir un tercer mandato de 6 años más el viernes ante la Asamblea Nacional, de abrumadora mayoría chavista.
Una audiencia con el presidente de Estados Unidos es considerada en el universo político como un encuentro de la mayor significación y suele inaugurar una colaboración cercana con la contraparte, de acuerdo con los entendidos de los asuntos diplomáticos.
Estos encuentros pueden traducirse en apoyos políticos, acuerdos económicos, intercambios culturales, reforzamiento de relaciones bilaterales e incluso respaldos de corte militar y de seguridad.
La reunión entre Biden y González Urrutia es extraordinaria, pues ocurre en medio de una transición del poder en Estados Unidos y también en las vísperas de un nuevo mandato presidencial en Venezuela, según los expertos consultados por la VOA.
“Una reunión con Biden es muy importante para agradecer el respaldo de su gobierno a la elección de Edmundo González Urrutia”, explica el diplomático venezolano retirado y exembajador ante Naciones Unidas Milos Alcalay, simpatizante del líder opositor.
Alcalay, quien opina que González Urrutia ganó holgadamente las elecciones de julio, destaca a la Voz de América que la visita del dirigente opositor también allana el camino para que existan “relaciones privilegiadas” entre Venezuela y Estados Unidos.
“Estados Unidos es un país que va a defender la vigencia de los derechos humanos, la democracia y la integración hemisférica” durante la presidencia del republicano Donald Trump, a partir del próximo 20 de enero, cuando jure como mandatario, opina Alcalay.
El veterano diplomático considera que la visita de González Urrutia a Washington no es asunto de un día concreto, sino un esfuerzo por abonar “una relación a mediano y largo plazo” entre ambos países, con el concierto del bipartidismo estadounidense.
“Vemos con enorme importancia las relaciones con los Estados Unidos y con el jefe de Estado, el presidente Donald Trump. Toda nuestra orientación con el gobierno de EEUU va a estar volcada a restablecer los vínculos” entre ambas naciones, estima.
El compromiso de EEUU
La reunión de González Urrutia con el mandatario estadounidense también envía un mensaje al resto de gobernantes de la región, de acuerdo con Benjamin Gedan, director del programa para América Latina del centro de análisis The Wilson Center.
“Sin un compromiso fuerte y consistente de Estados Unidos con una transición política en Venezuela, varios actores importantes en la región no mantendrán su política actual de no reconocer los resultados oficiales de las elecciones fraudulentas de julio pasado”, comenta Gedan a la Voz de América.
Por ello, cree importante que haya “señales claras” del presidente electo Donald Trump sobre el devenir democrático venezolano. Sin el respaldo de EEUU, dice, sería “imposible aislar y presionar al régimen de cara al futuro”.
Antes de llegar a Washington, González Urrutia se reunió el fin de semana con los presidentes de Argentina y Uruguay, Javier Milei y Luis Lacalle Pou. No sólo visitó a Biden en la Casa Blanca, sino que sostendrá “varias citas de alto nivel” con otros funcionarios de la administración estadounidense, de acuerdo con su comando político.
Esas reuniones de González Urrutia son “un recordatorio” de que estas naciones lo consideran como el ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela, destaca Gedan.
“Desgraciadamente, nada de esto logrará un cambio político”, apunta, pero dijo que esos apoyos pueden “desincentivar” a la comunidad internacional a participar en el juramento de Maduro para un tercer mandato y el reconocimiento de su legitimidad.
“Antes del juramento en Caracas (de Maduro), es sumamente importante que se realice un esfuerzo final para cumplir con los deseos de la gran mayoría de los votantes venezolanos”, señala el analista de The Wilson Center.
La administración Biden sostuvo reuniones de alto nivel con funcionarios del gobierno de Maduro al menos desde 2023 para alentar negociaciones políticas con sus opositores de cara a una elección presidencial «justa y transparente». Esos incentivos incluyeron la flexibilización de sanciones económicas al sector gasífero y petrolero de Venezuela.
El chavismo, por su parte, aceptó recibir en su territorio vuelos de deportación de venezolanos desde EEUU. Esos diálogos entre Caracas y Washington también incluyeron canje de detenidos.
El peso de Washington
La reunión con Biden y otros altos cargos de la administración estadounidense tiene “un peso importante” particularmente para América Latina, pero también para el resto del mundo, a juicio del experto en relaciones internacionales Juan Francisco Contreras.
“Es una demostración de apoyo a la figura del presidente electo de Venezuela”, indistintamente de la transición política que se vive en Estados Unidos, estima.
Reuniones y mensajes como las concretadas en Buenos Aires, Montevideo y Washington tendrán “un peso” sobre las decisiones de los gobiernos de la región en cuanto a los reconocimientos y legitimidades políticas en Venezuela, prevé Contreras.
La oposición venezolana se arroga el triunfo electoral con más de 37 puntos porcentuales sobre Maduro y publicó copias del 85 % de las actas de votación para demostrarlo. El oficialismo proclamó ganador al gobernante socialista sin presentar un desglose de los resultados en cada centro comicial del país, como se estiló durante años.
Países con presidentes izquierdistas, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro, aún no han anunciado si reconocerán a Maduro como presidente tras el 10 de enero, tras haber exigido el desglose de los votos, sin éxito.
El chavismo ha advertido que González Urrutia se convertiría en un «Guaidó 2.0», en referencia a Juan Guaidó, presidente del parlamento venezolano entre 2019 y 2022, quien fue entonces reconocido como presidente de un gobierno interino por varios países, entre ellos Estados Unidos, con el argumento de que Maduro usurpaba el poder tras una celebración que la oposición calificó de fraudulenta.
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