La guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa con fuerza. Estados Unidos habría impuesto un arancel del 245% sobre productos importados desde China, una medida que sorprendió tanto por su magnitud como por la falta de detalles. Hasta ahora, las tarifas aplicadas eran del 145%, con algunas excepciones que incluían teléfonos inteligentes, entre otras cosas, pero esta nueva política parece eliminar cualquier distinción.
El documento oficial del gobierno estadounidense no explicó cómo se calculó el nuevo porcentaje, limitándose a afirmar que los aranceles buscan “nivelar el campo de juego y proteger la seguridad nacional”. Esto ha levantado sospechas sobre si se trata de una decisión estratégica o incluso de un error tipográfico. Por su parte, China reaccionó con desconcierto, y el representante del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, declaró que ni siquiera ellos conocen el motivo exacto del nuevo porcentaje.
Aranceles de hasta 245% para China.
Este endurecimiento se suma a una serie de medidas recíprocas entre ambos países. El pasado 11 de abril, EE.UU. ya había elevado los impuestos a productos chinos al 145%, provocando reacciones negativas en grandes tecnológicas como Apple, Intel y NVIDIA. Mientras tanto, con otros países, Estados Unidos ha otorgado una suspensión de 90 días para renegociar términos, mostrando un enfoque selectivo en su política comercial.
El impacto también se está sintiendo en el sector de los videojuegos. Nintendo decidió posponer indefinidamente la preventa de la Nintendo Switch 2, originalmente planeada para el 9 de abril, con el fin de reevaluar posibles ajustes de precios frente a los nuevos aranceles. La consola no está cubierta por las exenciones vigentes.
Con la tensión entre ambas potencias aumentando y el comercio global en la mira, la situación está lejos de resolverse. Las implicaciones podrían ser profundas no solo para las relaciones diplomáticas, sino también para la cadena de suministro tecnológica global, los precios al consumidor y el futuro de los productos electrónicos en Estados Unidos.
Fuente: Seeking Alpha