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Nuevos estudios vinculan las dietas veganas y vegetarianas con la protección de la salud del cerebro al reducir la inflamación y el estrés oxidativo, pero advierten riesgo nutricional sin control adecuado

Nuevos estudios vinculan las dietas veganas y vegetarianas con la protección de la salud del cerebro al reducir la inflamación y el estrés oxidativo, pero advierten riesgo nutricional sin control adecuado


Las dietas veganas y vegetarianas pueden proteger la salud del cerebro al reducir la inflamación y el estrés oxidativo, pero necesitan una planificación cuidadosa y suplementos para evitar la escasez de nutrientes que podría dañar la memoria y el estado de ánimo.

  • Dietas veganas/vegetarianas → ricas en antioxidantes, reducen inflamación.
  • Posibles deficiencias clave: B12, hierro, zinc, DHA/EPA.
  • Efectos en el cerebro: mejora del estado de ánimo, pero riesgo si hay carencias.
  • Antinutrientes (como oxalatos, lectinas) → afectan absorción de nutrientes.
  • Preparación adecuada de alimentos = clave para evitar problemas.
  • Potencial para prevenir Alzheimer, Parkinson.
  • Suplementación y planificación = fundamentales.

Dietas veganas y vegetarianas: ¿una herramienta clave para la salud neurológica sostenible?

Una nueva revisión científica publicada en Nutrients (2025) analiza a fondo cómo las dietas veganas y vegetarianas influyen en la salud neurológica.

La conclusión es clara: estas dietas pueden ofrecer beneficios sustanciales, pero también requieren un enfoque riguroso y bien informado para evitar riesgos serios.

El equilibrio entre beneficios y riesgos

Las dietas basadas en plantas se relacionan con una reducción significativa en la inflamación sistémica y el estrés oxidativo, dos factores fundamentales en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Gracias a su alto contenido de antioxidantes y compuestos antiinflamatorios, como los polifenoles y flavonoides, estas dietas podrían ofrecer protección frente al Alzheimer y el Parkinson.

Sin embargo, también presentan desafíos. Deficiencias de nutrientes esenciales como vitamina B12, DHA, EPA, hierro y zinc se han vinculado con problemas de memoria, alteraciones del estado de ánimo y mayor riesgo de deterioro cognitivo. Esto es especialmente relevante para quienes siguen una dieta vegana sin planificación ni suplementación adecuada.

Antinutrientes: ¿enemigos ocultos?

Otro aspecto clave es la presencia de antinutrientes como fitatos, oxalatos, lectinas y taninos, que pueden bloquear la absorción de minerales esenciales.

Aunque estos compuestos han sido vistos tradicionalmente como negativos, investigaciones recientes destacan que también podrían tener efectos beneficiosos, como reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer o actuar como antioxidantes naturales.

La clave está en cómo se preparan los alimentos: remojar, germinar, fermentar y cocinar correctamente son técnicas que minimizan los efectos negativos de estos compuestos.

El rol de la microbiota intestinal

Un hallazgo destacable es la relación entre estas dietas y la salud del eje intestino-cerebro. El alto contenido en fibra de frutas, verduras y legumbres favorece la proliferación de bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta como el butirato, con efectos positivos sobre la función cognitiva y la barrera hematoencefálica.

Estado de ánimo y bienestar mental

Existen evidencias de que una dieta vegetal bien planificada puede mejorar el estado de ánimo y reducir síntomas de ansiedad y depresión.

Esto se debe tanto a la reducción de inflamación cerebral como al mayor consumo de nutrientes relacionados con la producción de serotonina y dopamina. No obstante, la falta de nutrientes clave también puede generar el efecto contrario.

Aplicaciones prácticas para una dieta segura

Para mantener una salud neurológica óptima siguiendo una dieta vegetal, es crucial:

  • Suplementar con B12, DHA/EPA (algas), hierro y zinc si es necesario.
  • Consumir alimentos fortificados (leches vegetales, cereales).
  • Mejorar la absorción de hierro no hemo con alimentos ricos en vitamina C.
  • Usar técnicas de preparación de alimentos para reducir antinutrientes.
  • Evaluar y ajustar según necesidades individuales, especialmente en niños, embarazadas y personas mayores.

Además del impacto sobre la salud humana, las dietas vegetarianas y veganas pueden ser un pilar de la sostenibilidad ambiental. Su adopción reduce significativamente:

  • La huella de carbono del sistema alimentario.
  • El uso de agua y la contaminación por nitratos.
  • La deforestación y pérdida de biodiversidad.

Si se combinan con tecnologías como la biofortificación y la nutrición personalizada, podrían convertirse en un modelo alimentario viable, sostenible y saludable a gran escala.

¿Qué podemos aprender de todo esto?

  1. La dieta influye directamente en la salud mental y neurológica. No se trata solo de lo que se elimina (carne), sino de lo que se incluye y cómo se equilibra.
  2. Planificar y complementar no es opcional. Una dieta vegetal sin supervisión puede hacer más daño que bien.
  3. Lo natural no siempre es suficiente. Antinutrientes y carencias pueden pasar desapercibidos sin educación nutricional adecuada.
  4. La sostenibilidad empieza en el plato. Lo que comemos afecta tanto a nuestro cerebro como al planeta.

Más información: Impact of Vegan and Vegetarian Diets on Neurological Health: A Critical Review.



Fuente

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