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Escaparon 27.000 salmones de una piscifactoría noruega, el desastre ambiental es tan grande, que la empresa ofrece 45$ a los pescadores por cada pieza recuperada

Escaparon 27.000 salmones de una piscifactoría noruega, el desastre ambiental es tan grande, que la empresa ofrece 45$ a los pescadores por cada pieza recuperada


La fuga masiva de salmones en Noruega es una llamada de atención sobre los riesgos de la acuicultura intensiva, y debe impulsar reformas estructurales en la industria para garantizar que la producción de pescado de cultivo sea compatible con la conservación de los ecosistemas marinos.

Fuga masiva de salmones en Noruega: Impacto ecológico y medidas de mitigación

El reciente escape de 27.000 salmones de una piscifactoría en Noruega ha generado una gran preocupación entre ambientalistas, políticos y la industria pesquera. El incidente tuvo lugar en las instalaciones de Mowi ASA, en el municipio de Dyrøy, cuando una de las jaulas de cría sufrió un fallo estructural, permitiendo la fuga de aproximadamente el 25 % de la población total del criadero.

La empresa ha calificado la situación como «grave y lamentable», e informó que los salmones escapados estaban en su fase final de crecimiento, alcanzando un peso promedio de 5,5 kilogramos. Para intentar minimizar el impacto, Mowi ha ofrecido una recompensa de 500 coronas noruegas por cada salmón capturado, incentivando la recuperación de los ejemplares en las zonas afectadas, que incluyen Senja, Dyrøy, Sørreisa, Salangen, Lavangen, Gratangen, Ibestad, Harstad y Andenes.

Impacto ecológico y riesgos para el ecosistema

El escape de salmones de criadero representa un problema ambiental significativo. Las especies de cultivo pueden alterar los ecosistemas locales, compitiendo con las especies silvestres por alimento y reproducción. Además, la introducción de genes de peces domesticados en poblaciones de salmón salvaje puede provocar una disminución en la diversidad genética y afectar la adaptabilidad de la especie a su entorno natural.

Los salmones escapados también pueden propagar enfermedades y parásitos, como el piojo de mar (Lepeophtheirus salmonis), que afecta gravemente a los salmones silvestres y otras especies marinas. En el pasado, fugas similares han resultado en descensos poblacionales de especies autóctonas y afectaciones en la industria pesquera local, que depende de la captura sostenible de peces salvajes.

Medidas de mitigación y regulaciones

Ante el aumento de estos incidentes, la Dirección de Pesca de Noruega ha intensificado las inspecciones y ha exigido la implementación de medidas de captura y recuperación. En este caso, el organismo ha ordenado a Mowi llevar a cabo un proceso de pesca de recaptura en las zonas afectadas. Además, la intervención de la Guardia Costera ha sido fundamental para contener la situación y evaluar los daños.

A pesar de estos esfuerzos, expertos en ecología y sostenibilidad consideran que es necesario revisar el modelo de acuicultura tradicional, apostando por sistemas cerrados o en tierra firme que reduzcan el riesgo de fugas y minimicen el impacto ambiental. Alternativas como la acuicultura en tierra y el uso de sistemas de recirculación de agua podrían garantizar una producción de salmón más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

Reacciones políticas y demandas de regulación

El incidente ha provocado una fuerte reacción entre los políticos y defensores del medio ambiente. Según Kari Elisabeth Kaski, representante del Partido de la Izquierda Socialista (SV), «esta fuga es una crisis para la industria pesquera y una prueba más de que se necesita una regulación más estricta».

Por su parte, Rasmus Hansson, del Partido Verde (MDG), ha exigido el fin de las jaulas abiertas en el mar, argumentando que «cada vez que ocurre una fuga, la industria se limita a pedir disculpas mientras el problema persiste».

En 2024, más de 93.000 salmones escaparon de distintas piscifactorías en Noruega, de los cuales 65.000 provenían de un criadero de Mowi en Nordland. Estas cifras demuestran que el problema no es aislado, sino una falla sistémica en la industria de la acuicultura, que requiere cambios urgentes en sus prácticas y regulaciones.

Hacia un futuro más sostenible en la acuicultura

El sector de la acuicultura tiene el potencial de contribuir a la seguridad alimentaria mundial, pero su expansión debe ir acompañada de tecnologías y prácticas sostenibles. La implementación de jaulas cerradas, monitoreo digital y mejores protocolos de seguridad puede reducir los escapes y sus impactos ecológicos.

Además, se necesita una transición hacia modelos de producción que minimicen el uso de antibóticos y piensos a base de pescado, promoviendo dietas más sostenibles y el desarrollo de alternativas vegetales y biotecnológicas.

Vía www.vg.no

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