En este momento, Colombia busca su cupo al Mundial sub 20 de fútbol, en el torneo que se celebra en Venezuela. Es un momento oportuno para recordar que hace 40 años, en enero de 1985, el fútbol de nuestro país despertó en Asunción, Paraguay, en donde nació una generación de talentos, entre quienes estaban Higuita, Tréllez, Castaño y el padre de James Rodríguez.
Por Alberto Galvis Ramírez
Director de la Revista Olímpica
En 1985 sucedió un hecho que confirmó el poderío del fútbol juvenil de Colombia, apreciado en torneos suramericanos anteriores, en los cuales, sin embargo, no se obtuvieron resultados finales de importancia, pero sí la prueba del talento de nuestros jugadores.
Al campeonato suramericano juvenil o Copa Juventud de América, que se realizó en Asunción, Paraguay, asistió un equipo con sangre y cerebro paisas. La mayoría de los convocados conformaban el equipo de Antioquia que ganó el torneo nacional de la categoría, dirigidos por un hombre desconocido, Luis Alfonso Marroquín, quien tenía de particular frente a los anteriores orientadores de equipos similares, una especial aprehensión por el elemento humano, antes que por el deportivo.
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En su trabajo anterior con Antioquia, siempre antepuso la importancia del hombre a la del jugador, con énfasis en su comportamiento dentro y fuera de la cancha, y un provecho para su formación personal y deportiva.
Algunos técnicos hasta entonces habían hecho ensayos parecidos, en un afán por evitar las posteriores derrotas del hombre, una vez despojado de su condición de atleta, pero ninguno logró el equilibrio entre los dos perfiles, tan bien como Marroquín.
Para su fortuna, además, los resultados fueron buenos. Aunque no se logró el título, el equipo fue considerado el de mejor fútbol.
Colombia conformó el grupo B, con Brasil, Argentina, Chile y Bolivia. El A lo integraron Uruguay, Paraguay, Ecuador, Perú y Venezuela.
En la primera fecha, Brasil derrotó a Bolivia, 3‑0 (grupo B); Paraguay goleó 6‑0 a Venezuela, y Argentina y Chile empataron 0‑0.
El estreno del conjunto de Marroquín fue el 10 de enero, con un triunfo frente a Bolivia, 2‑1. John Jairo Tréllez, un escurridizo alero izquierdo de 17 años, nacido en Turbo, población del nordeste del departamento de Antioquia, anotó el primer gol a los cuatro minutos del segundo tiempo. Bolivia empató con Santos Navarro, a los 14 del mismo episodio. Diez minutos después, Felipe Pérez logró el segundo de Colombia.
Este partido no generó especiales comentarios de los expertos. Las alineaciones fueron las siguientes:
Colombia: Higuita; Ampudia, Córdoba, Núñez, Edison Álvarez; Hurtado, Jaime Álvarez, Rodríguez; Tréllez y John Edison Castaño.
Bolivia: Aragón; Valladares, Trujillo, Echeverría (Revuelta), Saldías; Peña, Borda (Navarro), Vaca, Paniagua; Chávez y Takeo.
El árbitro fue el venezolano Horacio de la Rosa.
El otro encuentro del día lo ganó Uruguay a Perú, 2‑0.
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El segundo juego, el 14 de enero, fue ante Argentina, que había perdido un punto en su estreno. De nuevo Colombia le amarga el rato y el juego termina 1‑1. Argentina se fue adelante con gol de Herrera, a los 23 minutos del segundo tiempo, luego de haber sido expulsado el defensa colombiano Córdoba.
El empate lo alcanzó John Edison Castaño.
En el otro juego del 13 de enero, Uruguay goleó a Venezuela 3‑0, por el grupo A.
Dos días después Colombia se enfrentó al poderoso Brasil. Aunque ya era considerado uno de los mejores y más vistosos equipos del torneo, el favorito era Brasil. Un 0‑0 final, sin embargo, ratificó que el empate ante Argentina no había sido obra del azar y que Colombia tenía un gran equipo, a pesar de que su esquema defensivo generó un deslucido espectáculo en el encuentro ante los auriverdes
Las alineaciones de este juego fueron:
Colombia: Higuita, Ampudia, Núñez, Hurtado y Édison Alvarez; Rodríguez (Bernal), Díaz y Carlos Alvarez; Tréllez, Pérez y Castaño.
Brasil: Claudio; Luciano, Luis Carlos, Enrique y Dida; Silas, Joao Antonio y Neto; Renato (Rudinel), Romario (Souza) y Antonio Carlos.
El 20 de enero, Colombia pasa a la final de la Copa Juventud de América, al golear 3‑0 a Chile, con anotaciones de Wilson Rodríguez a los dos minutos; John Jairo Tréllez, a los 35, y Álvaro Núñez a los 78.
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Un castigo para la inmadurez colombiana.
Al terminar la eliminatoria, el técnico Marroquín confesó que, para casi todo el país, la clasificación había sido una sorpresa: “Cuando les dije a los muchachos que clasificaríamos en Asunción, aún no habíamos salido de Bogotá y nadie nos creyó”, declaró el estratega a El Espectador. Agregó: “Sin embargo, aquí estamos metidos en la final. Mi sueño es ganar el título, algo que es difícil, pero no imposible”. 1
Era tan cierta la incredulidad nacional, que la federación nacional había reservado pasajes aéreos de regreso para el otro día del último partido de la eliminatoria, ante Chile.
El fervor nacionalista despertado por esa selección cambió la rutina de los colombianos, en esos primeros días de 1985, que tenían previsto como certamen especial, los Juegos Nacionales en la ciudad de Villavicencio, hacia donde se habían volcado los medios de comunicación.
Sin embargo, la intempestiva ilusión que le nació al país por ganar el primer título internacional de fútbol se desvaneció no obstante los tres excelentes partidos que jugó su selección en la final de la Copa Juventud de América.
El 25 de enero comenzó la serie definitiva. Colombia empató con el local, Paraguay, 1‑1.
James Rodríguez dio la ventaja al seleccionado de Marroquín, a los 30 minutos del primero tiempo, con disparo de larga distancia que venció al golero Chilavert. A los 32 del complemento, una infortunada intervención del defensa Álvaro Núñez provocó un autogol y el empate guaraní.
Los equipos formaron así:
Colombia: Higuita; Ampudia, Córdoba, Núñez, Hurtado; Edison Alvarez, Rodríguez, Caicedo, Carlos Alvarez; Tréllez (Díaz), Pérez, Castaño.
Paraguay: Chilavert; Cáceres, Mendoza, Sánchez, Blanco (Franco); Adolfo Jara, Palacios, Velásquez (Jorge Jara), Mereles, Báez.
Arbitro: Walter Chatter, de Perú.
El otro juego de la primera jornada de finales lo ganó Brasil a Uruguay, 1‑0.
El segundo rival colombiano no era otro que el favorito Brasil, en cuya nómina se destacaban jóvenes valores como su goleador Romario.
Los pronósticos del técnico Luis Alfonso Marroquín, frente a ese juego, fueron optimistas, aunque responsables. Dijo: “Daremos la sorpresa este domingo. Jugaremos en forma tal frente a los brasileños, que les dolerá, es decir, los vamos a marcar en toda la cancha, los vamos a amarrar, y a cortarles el juego de rotación tocando la pelota que siempre tratan de imponer. Todos mis muchachos están optimistas, tranquilos y dispuestos a entregarse en busca del triunfo que, desde luego, y así quiero decirlo claramente, no será fácil porque Brasil tiene un equipo de valía en todas sus líneas” 2.
Hasta el juego contra Brasil, John Edison Castaño y René Higuita, habían sido las figuras colombianas, Castaño por su rapidez y habilidad e Higuita por la seguridad y serenidad en el arco nacional. En el encuentro contra Brasil, el joven y ya extrovertido golero nacido en el departamento de Antioquia, cometió el primero de muy pocos errores fatales en una carrera que sería brillante.
“El fútbol es así… y Brasil ganó”
Este titular resume con maestría, lo que sucedió ese domingo 27 de enero, en el estadio Defensores del Chaco, de Asunción: “El fútbol es así… y Brasil ganó”.
“Táctica y estratégicamente se jugó bien. Pero las manos más seguras, el hombre que había sido el héroe en todos los demás partidos, no estuvo en su tarde, y Colombia perdió frente a Brasil, 2 goles a 1 en su cotejo de esta noche de la segunda fecha por la final del Campeonato Suramericano de Fútbol juvenil.
“Así es el fútbol. Higuita no estuvo afortunado en este encuentro. En las dos anotaciones tuvo parte de culpa, en complicidad con Córdoba, en la primera, y de sus manos, en la segunda. Y Brasil ganó con una agónica anotación cuando apenas faltaba un minuto para que concluyera el compromiso. ¿Mala suerte? No. Simplemente mejor capacidad para explotar los errores por parte de los rivales y poco tino en las ejecuciones ofensivas, cuando las hubo.
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“¿Qué le pasó a Higuita? Como los toreros en la plaza no estuvo en su tarde, y otro día será.
“En la valla, Higuita es una figura indiscutible del seleccionado nacional, y los errores se pagan con creces mas no se le pueden cobrar. Tiene jerarquía, calidad y sapiencia; es tranquilo y sabe lo que hace en sus predios. Pero ¿qué le pasó frente a Brasil?” 3.
Colombia empezó ganando el juego, con gol de Edison Alvarez, a los 38 minutos del primer tiempo. A los 6 del segundo, Gerson empató, luego de irregular despeje del defensor Córdoba. Y casi a los 45 del complemento, el goleador brasileño Romario remató una pelota que soltó el golero colombiano René Higuita.
Las alineaciones de este encuentro fueron las siguientes:
Colombia: Higuita, Edison Alvarez, Córdoba (Bernal), Núñez; Ampudia (Varela), Carlos Alvarez, Hurtado, James Rodríguez; Castaño, Pérez, y Tréllez.
Brasil: Claudio; Luciano, Luis Carlos, Enrique, Dida; Renato, Joao Antonio, Neto; Romario, Gerson, Antonio Carlos.
El segundo encuentro de la fecha de finales lo ganó Paraguay a Uruguay, 4‑1, lo que elevaba el último encuentro Brasil vs. Paraguay, a la categoría de final. Colombia debía jugar ante Uruguay, el 30 de enero, por el tercer cupo al campeonato mundial juvenil que se celebraría en la Unión Soviética.
“En ustedes se proyecta una Colombia sin analfabetos…”
El último partido colombiano en la Copa Juventud de América, fue un espectáculo que ratificó la calidad del conjunto que orientaba Luis Alfonso Marroquín.
Además del triunfo 4‑1, la técnica, el toque, la velocidad, la plasticidad, en fin, aquello que todos los públicos del mundo esperan cuando ingresan a cualquier estadio, se reunió en lo que denominó el presidente de la República Belisario Betancur como “una poesía, un ballet”.
John Edison Castaño y John Jairo Tréllez, anotaron los dos primeros goles de Colombia, a los 24 y 29 minutos del primer tiempo, respectivamente. Descontó Eduardo El Polilla Da Silva, a los tres minutos del segundo tiempo, anotación que provocó un forcejeo entre Edison Alvarez y Larre, y los dos fueron expulsados. Un minuto después, el uruguayo Rubén Sosa también fue expulsado, por falta contra el golero Higuita.
A los 26 minutos, cuando Uruguay se volcaba sobre predios colombianos con algo de desorden, pero mucho entusiasmo, Colombia alcanzó el tercero en un contrataque de Tréllez.
El cuarto fue obra de Felipe Pérez.
Las alineaciones de los conjuntos fueron las siguientes:
Colombia: Higuita; Edison Alvarez, Núnez, Córdoba, Ampudia; Rodríguez, Hurtado (Rafael Alvarez) y Carlos Alvarez; Castaño, Pérez y Tréllez (Caicedo).
Uruguay: Roverano; Domínguez, Correa, Machaín, Da Silva; Suárez, Larre, Sosa; Vidal, Báez, Cubilla (Rodríguez y después Beninca).
Arbitro: Jorge Orellana, de Ecuador.
El título fue ganado por Brasil, al vencer a Paraguay, 2‑1.
El resultado registró empate en todo entre Colombia y Paraguay, lo cual dio, lugar a un sorteo con moneda, que ganaron los locales, pero brasileños, paraguayos y colombianos clasificaron para el siguiente mundial juvenil.
Un segundo mensaje enviado por el presidente Betancur, exteriorizaba la emoción por el contundente 4‑1 del final de la copa.
“Acaban ustedes de demostrar que fueron el mejor equipo del suramericano juvenil de fútbol. Los seguimos por televisión con la gente del medio y nos sentimos orgullosos de ustedes. Su entrega y pundonor deportivo son ejemplo de una juventud sana que ama a su patria y la proyecta en el concierto del mundo. El país todo los espera alborozado. Estoy instruyendo a Coldeportes para concentrarlos desde ahora y proyectarlos futuros eventos en representación de Colombia. En ustedes se conjuga toda una nueva Colombia, en paz, sin analfabetos y sana. Cordialísimo saludo, Belisario Betancur, presidente de la República” 4.
El secreto: la dualidad hombre-deportista
“Sin pereza y sin pesimismo”, fue la fórmula confesada por el técnico Luis Alfonso Marroquín, para el éxito de Asunción. Al regreso, el técnico de 37 años confesó cómo había manejado esa dualidad hombre‑deportista que tantos problemas le había causado hasta entonces a los atletas colombianos. Sus recomendaciones sobre el comportamiento de sus jugadores, las resumió en una charla que sostuvo con el grupo poco antes del viaje, en la cual Marroquín parece preocuparse más por el comportamiento y las actitudes fuera de la cancha que dentro de ella: “Al fin y al cabo en el terreno de juego se refleja la calidad personal de los jugadores”, había dicho.
Estos fueron los consejos formulados a los jugadores, antes de partir hacia la Copa Juventud de América: “Somos colombianos y no tenemos buena imagen en el exterior. Demos el primer paso de cambio. Sean amables con sus compañeros, que lo cortés no quita lo valiente. No griten, no levanten la voz, pues un grupo unido jamás será vencido.
“No se alejen del grupo sin autorización. No compren nada. No tomen agua ni alimentos sin ella. No muestren ni lleven grandes sumas de dinero; divídanlo en distintos bolsillos. No hablen con personas, mujeres u hombres desconocidos. Recuerden: no vamos a enamorar. El galán es el de las películas. Sean disciplinados que es la base del éxito. También sean humildes, sencillos, pero elegantes. Lleven bien su uniforme, con amor y orgullo.
“Aprovechen bien el tiempo: reposo, recuperación, relajación, no se distraigan en otras actividades. El `entrenamiento invisible’ es fundamental. Viajen cómodos. Escuchen música. Lean. No caminen en el avión sin autorización. Mastiquen bien y despacio.
“Siéntanse, háganse los importantes. Estén correctamente vestidos para cada ocasión. No se descuiden en el aseo personal: cuiden uñas, pies, dientes cabellos, órganos de reproducción, axilas y toda aquella parte del cuerpo que pueda dar origen a un foco de infección o de bacterias. No se dejen distraer de nada ni de nadie. No se dejen desviar de nuestro destino: Moscú.
“Fuera la pereza, el desánimo, el pesimismo, el egoísmo, el desaseo, el desorden, lo negativo, la mediocridad, el conformismo, el chisme, el rumor, la confianza excesiva, el menosprecio del rival. Bienvenidos a la selección. Vamos al Paraguay a trabajar, a luchar, a guerrear. El mas importante no es el titular, es el emergente. El que no es buen emergente, no es buen titular” 5.
1. El Espectador, 25 de enero de 1985.
2. El Espectador, 27 de enero de 1985.
3. El Espectador, 28 de enero de 1985.
4. Archivos Fedefútbol.
5. Acuña, Leopoldo, El Espectador, 5 de febrero de 1985.