El boom de la inteligencia artificial, impulsado por avances tecnológicos y una creciente demanda de potencia de cálculo, ha puesto una presión muy grande sobre las infraestructuras energéticas. En Estados Unidos, esta situación está provocando inestabilidad en el suministro eléctrico, afectando a millones de hogares y exponiendo la fragilidad de su red eléctrica. Con zonas como Chicago, Los Ángeles y Nueva York entre las más afectadas, los centros de datos dedicados a la IA parecen ser el principal factor detrás de estas fluctuaciones de voltaje.
La experiencia de las últimas décadas con la criptominería sirve como un paralelo claro. En su momento durante la pandemia de COVID-19, la minería de criptomonedas consumía cantidades masivas de energía, comparables al consumo anual de países pequeños, y generó preocupación por el impacto ambiental y económico. Si bien esa etapa se disipó tras el cambio de Ethereum a ETH 2.0, la IA ahora ocupa el lugar de la criptominería, con Google y Microsoft consumiendo más energía que países como Islandia debido a sus operaciones relacionadas con inteligencia artificial.
La inteligencia artificial demanda mucha energía.
Las fluctuaciones de voltaje asociadas con este alto consumo energético ya están causando daños tangibles a dispositivos electrónicos y electrodomésticos. Según estudios recientes, más del 75% de las lecturas de energía inestables se registran a menos de 80 km de centros de datos. Estas fluctuaciones no solo generan preocupación por los posibles aumentos en los costos de electricidad, sino que también amenazan con cortes en el suministro si no se toman medidas para reforzar la red eléctrica.
Mientras las tecnologías de IA avanzan, también crece la urgencia de encontrar soluciones sostenibles para su implementación. Esto podría implicar desde mejoras en la eficiencia energética de los centros de datos hasta la diversificación de fuentes de energía renovable. Sin embargo, si el consumo sigue aumentando al ritmo actual, la red eléctrica estadounidense enfrentará desafíos aún mayores, poniendo en riesgo tanto el desarrollo de la IA como la estabilidad de millones de hogares.
Fuente: Bloomberg