Un nuevo estudio de Harvard revela que esta técnica de geoingeniería podría tener efectos contraproducentes, aumentando las temperaturas en las regiones circundantes.
Impacto inesperado del manejo radiativo terrestre
Pintar los techos de blanco y crear pavimentos y carreteras de colores claros se han reconocido como métodos efectivos para reflejar el calor en las áreas urbanas y combatir el calentamiento global. Sin embargo, un nuevo estudio revela que esta técnica de geoingeniería podría tener efectos contraproducentes, aumentando las temperaturas en las regiones circundantes.
El papel del albedo en la regulación climática
El albedo, o la capacidad de una superficie para reflejar la luz solar, juega un papel crucial en la regulación de las temperaturas terrestres. Incrementar el albedo de una región mediante techos blancos y pavimentos claros busca disminuir la absorción de calor y enfriar las áreas urbanas. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que estos esfuerzos pueden alterar la dinámica atmosférica local, generando efectos indeseados.
Hallazgos de los investigadores
Yu Cheng y Kaighin McColl, científicos de la Universidad de Harvard, utilizaron simulaciones para estudiar los cambios locales que ocurren al aumentar el albedo en áreas específicas. Sus resultados muestran que este incremento genera una mayor convección en los límites de las zonas de alto albedo, un fenómeno similar a las brisas que se producen en las zonas costeras.
Esta convección adicional afecta la cobertura de nubes, provocando una disminución en las precipitaciones y un aumento de las temperaturas en las áreas circundantes. Este efecto no había sido captado en estudios previos que utilizaban modelos climáticos a gran escala, pero resulta crucial al analizar los impactos locales.
Implicaciones sociales y ambientales
Un aspecto preocupante de este fenómeno es la posibilidad de agravar las inequidades climáticas. Según los investigadores, si barrios más acomodados adoptan esta técnica de geoingeniería, podrían empujar los efectos de calentamiento hacia áreas más desfavorecidas. Por ejemplo, si una región equivalente a Trafford, en el Gran Mánchester (Reino Unido), implementara techos y carreteras blancas, se estima que una franja de aproximadamente 1 kilómetro a su alrededor –con una población cercana a 300.000 personas en un entorno urbano– sufriría un calentamiento adicional.
Hacia una aplicación responsable de la geoingeniería
Aunque la manipulación del albedo ofrece beneficios potenciales para mitigar el calor urbano, estos hallazgos subrayan la necesidad de evaluar cuidadosamente las consecuencias indirectas. La implementación de estas estrategias debe considerar no solo los efectos inmediatos en las áreas tratadas, sino también los impactos en las regiones aledañas.
Para garantizar que estas técnicas beneficien a la mayor cantidad de personas sin exacerbar desigualdades, es fundamental desarrollar políticas inclusivas y enfoques integrales. La investigación futura debe enfocarse en diseñar soluciones que equilibren los efectos locales y globales de la geoingeniería, minimizando los riesgos y maximizando los beneficios.
En última instancia, el manejo radiativo terrestre representa una herramienta valiosa en la lucha contra el cambio climático, pero su implementación requiere una visión holística y sostenible para evitar consecuencias no deseadas.
Vía harvard.edu